Benditas sean las raras excepciones,
los moretones de los vulnerables,
los labios que aprovechan los rincones,
más olvidados, más inolvidables,
benditos sean
Los santos milagrosos, los gordos cariñosos,
los dulces maricones,
los muertos que se mueren con las ganas.
Benditos sean los ceros a la izquierda,
los que nacieron en ningún lugar,
las damas que se llaman Soledad,
los malos maridos,
los listos que parecen subnormales,
los que pudieron ser y no han querido,
Malditos sean los justos, los sumisos,
Maldita sea la voz de la experiencia
que casi se equivoca a media suma,
los que se mojan poco cuando llueve,
los que sonríen en las fotografías,
los que progresan porque no se mueven,
los de la escandalosa mayoría,
malditos sean
Benditas sean las rubias calentonas
los tímidos que salen respondonas,
benditos sean
los récords que no salen en los Guiness,
los cínicos que lloran en los cines,
los tréboles de tres o cuatro hojas,
los gatos de no dan gato por liebre,
la novia del torero, los tristes que se ríen de la tristeza,
los ricos sin dinero, los vagos con pereza,
los últimos que llegan los primeros,
Malditos sean los tontos con medallas,
la letra pequeñita del contrato,
los alcahuetes del polvote ajeno,
los tipos de interés, los finiquitos,
los que jubilan a los jubilados,
los talibanes del último grito,
los que se pasan nunca de la ralla,
los que hacen trato con la policía,
malditos sean
